LA ALEGRÍA DE ENCONTRAR EL CENTRO VITAL, QUE ABRE Y ALUMBRA EL CAMINO A SEGUIR
Tokian (Errabal Jazz), el último trabajo discográfico de Jerónimo Martín, llega tras varias incursiones en proyectos de improvisación libre para piano solo (Capturas, 2015 y Durango Concert, 2020) y del estreno de su obra Versos libres, para piano improvisado y banda, estrenada en 2021 junto a la Banda Municipal de Bilbao.
Tokian es el resultado de un proceso personal que desemboca en un gran compromiso artístico por parte del autor para con su oficio.
Propuesta muy arriesgada en los tiempos que corren, Tokian alude a la idea de ‘centramiento’ personal, espiritual, llevado en este caso al terreno de la creación artística. Se trata de un compromiso continuo con uno mismo tras realizar un ejercicio de aceptación de tu identidad más profunda y de reconocer tu verdadera pulsión.
En este sentido, la música que se presenta en Tokian sigue un proceso similar al de sus anteriores trabajos publicados por Errabal Jazz (Piedraescrita, 2006 y Quinoa, 2012).
El autor se afana una vez más en dar forma concreta a una necesidad creativa que pretende plasmar una visión particular de la música y que parte de la síntesis personal de distintos géneros: jazz y otras músicas improvisadas, música clásica y pinceladas de música popular de origen diverso.
Todo ello da soporte a un inconfundible estilo caracterizado por una música en la que predominan la sinceridad, momentos de ternura y grandes dosis de sentimiento.
El proyecto comenzó a gestarse en 2012, el mismo año que sale a la luz Quinoa. Tenía claro que las nuevas composiciones que iban surgiendo para el sexteto finalmente serían grabadas con una orquesta de cuerda. Y así ha sido.
Postergado principalmente por la pandemia, el disco se pudo grabar, todavía con mascarillas y manteniendo la distancia social, durante tan sólo dos días de febrero y marzo de 2022 en Elkar Estudioak, Donostia
El formato elegido para la realización de este proyecto, producido por el propio Jerónimo Martín con el apoyo del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, incluye una plantilla de un total de 30 músicos. La base es el sexteto, más la Arteus Orquesta, compuesta en esta ocasión por 23 músicos dirigidos por Iker Sánchez.
La sección rítmica del sexteto está formada por Jerónimo Martín al piano, el asturiano Alejandro San Pelayo al contrabajo, más el joven alavés Aitor Bravo a la batería. En los vientos, tenemos al cubano Jorge Vistel a la trompeta, al vizcaíno Rubén González al saxo tenor y flauta, y al vitoriano Gonzalo Fernández de Larrinoa al trombón.
El disco lo integran siete composiciones originales escritas y arregladas por el autor. Se trata en su mayoría de piezas de larga duración, con un desarrollo progresivo y variado de las secciones de cada pieza en las que se entrecruzan introducciones, melodías principales y secundarias arropadas tanto por los vientos como por la cuerda, y todo ello intercalado por solos improvisados de los solistas del sexteto.
En esta ocasión, el autor ha pretendido, con la ayuda de la cuerda, dotar de más variedad tímbrica y color al conjunto de las composiciones, lo que da cierto carácter sinfónico a una música compuesta originalmente para el sexteto de jazz.
A la vez, favorece la expansión de la forma, dando como resultado una música con un crecimiento arquitectónico que puede recordar por momentos a la música progresiva.
En definitiva, Tokian es el resultado de una reafirmación de conceptos musicales que ya se manifestaban en proyectos anteriores, pero que aquí tienen la oportunidad de seguir creciendo.
En la música de este disco se puede palpar, quizás en mayor medida que en trabajos anteriores, momentos de grandes dosis de alegría. Quizás sea la alegría por encontrar ese punto de ‘centramiento’ vital que abre y alumbra el camino a seguir.
Este disco es un sueño hecho realidad en el que el artista lo ha dado todo en todos los sentidos, pero que no hubiera sido posible sin el trabajo compartido con todas las personas de las que se ha rodeado para llevarlo a cabo.